BERILO

El berilo es una de las piedras naturales más conocidas. Existen muchas variedades de este mineral entre las que se encuentran la esmeralda y la aguamarina. Sus propiedades energéticas y su belleza la convierten en un mineral muy preciado.

El cristal berilo proviene del latín “beryllus”, que significa piedra preciosa. Es de estructura cristalina y se presenta en la naturaleza en múltiples colores. Desde la antigüedad se le ha asociado con la serenidad y la calma. Aunque cada tono tiene un poder especifico, todas sus variedades ayudan en esencia a sobrellevar el estrés y generan paz y tranquilidad.

En joyería, el berilo es una de las gemas más usadas, en todas sus variedades tonales, por su notable belleza. Son precisamente sus colores la parte más llamativa de esta piedra natural. Las creaciones de joyas como collares, colgantes, anillos, pendientes o pulseras adquieren un gran valor para los coleccionistas. Además, debido a la dureza de este mineral, las joyas se convierten en algo perdurable en el tiempo.

El poder del berilo

Entre los diferentes poderes que se le atributen, el más popular es el de ayudar a la relajación propiciando el alivio del estrés y la eliminación de las preocupaciones.

Se considera un símbolo de pureza muy utilizado en la confección de amuletos y talismanes. Infunde valor y confianza para afrontar nuevos retos. Para todas aquellas personas que quieren superar la timidez otorga confianza y valor en uno mismo. Al ser una gema muy vinculada con los océanos, los marineros la utilizaban para protegerse de las mareas y las tempestades.

La energía de los berilos está asociada a los sentimientos del corazón. Ayuda a superar las contrariedades afectivas y atrae al verdadero amor. Te muestra cómo puedes procesar los sentimientos para que las cosas dolorosas no te afecten demasiado en tu vida diaria. En especial el berilo rosa fomenta el amor incondicional. El berilo dorado, como muchas piedras de color amarillo, está vinculado al poder del sol y de la luz. Aumenta el optimismo alejando la negatividad. Es un impulsor de la felicidad.